¿Qué
debo saber?
Más papel,
más bosques.
Las plantaciones no contribuyen a la destrucción forestal.
Beneficios sociales
y medioambientales.
Compromiso con la gestión sostenible de los bosques.
Más papel, más bosques
Para abastecer a la industria papelera, se crean plantaciones específicas en terrenos anteriormente baldíos. Con ello no solo se contribuye a aumentar las masas forestales, sino que además se generan importantes beneficios sociales y medioambientales.
En estas plantaciones, cuando ya han producido una generación de árboles se vuelven a plantar nuevos árboles.
Por lo tanto, su producción no implica deforestación, y mucho menos destrucción de selvas tropicales u otras especies consideradas nobles como robles, hayas, castaños, … En nuestro entorno más cercano el papel se produce a partir de pino radiata o eucalipto globulus.
Entre 1990 y 2020 la producción de pasta de papel, papel y cartón a nivel mundial se ha incrementado en más del 50 %. Según la FAO, (evaluación de los recursos forestales mundiales 2020), en este mismo periodo de tiempo desaparecieron un 4,2% de bosques en todo el planeta, el 97 % de ellos en América del sur y África, donde solo se produce el 34 % de la pasta de papel.
Al margen de estos datos, la propia FAO reconoce que la mayor parte de las pérdidas de bosques se producen por la conversión de estos en tierras agrícolas o de pastoreo.
Las plantaciones no contribuyen a la destrucción forestal
Las plantaciones forestales, según la FAO, suponen el 3% de la superficie forestal total mundial. De este 3%, el 45% son plantaciones con fines productivos. Así, menos del 1,5% de los bosques son plantaciones con fines productivos.
Cultivar árboles para el papel genera importantes beneficios sociales y medioambientales
Un bosque es un ecosistema que hay que cuidar para que cumpla con su misión natural. Por eso hay que limpiarlos, hay que talar determinados árboles para permitir que otros crezcan, hay que hacer podas para garantizar el crecimiento de los árboles libres de nudos, hay que hacer cortafuegos…… Cuando se hacen todas estas operaciones silvícolas se obtiene madera que puede servir para la industria, papelera o no. Pero sobre todo contribuimos a que alguien se ocupe de los bosques.
Hablando de pinos, para obtener 100 pinos adultos sanos, libres de nudos y de buena calidad, hay que plantar más de 600, y durante más de 30 años hay que cuidarlos.
Además, de un pino no todo el árbol sirve para hacer papel. Sólo aquella parte que tenga un diámetro determinado es pulpable.
La parte más gruesa será madera aserrable para hacer tablas, listones, chapas desbobinadas… Aunque los residuos de los aserrados sí sirven para hacer papel, por lo que el sector contribuye a un aprovechamiento máximo de la madera.
La parte más estrecha servirá como combustible o para hacer tableros, por ejemplo.
Otro de los beneficios medioambientales es que los árboles plantados para la industria papelera fijan CO2.
Y no podemos olvidarnos de los beneficios sociales. El papel contribuye al cultivo sostenible de árboles, un área que genera puestos de trabajo rurales. Y contribuye a generar empleos industriales, en el sector servicios y otros sectores que trabajan con el papel.
Compromiso con la gestión sostenible de los bosques
¿Sabes qué son las siglas FSC y PEFC?
Igual te suena porque algunas grandes marcas de mobiliario hablan de ello en sus catálogos. Son siglas que demuestran la trazabilidad de un producto como la madera desde su origen. Y quien dice origen, no solo se refiere al lugar del que se ha extraído exactamente esa madera, también habla de dónde y cómo se han cultivado los árboles de los que se extrae la materia prima.
Nuestras fábricas están comprometidas con estos sistemas de seguimiento del origen de la madera. El 100% de la fabricación de celulosa del País Vasco (y del Estado) tiene certificada la cadena de custodia. En cuanto a los fabricantes de papel a partir de fibra virgen, también el 100% de los mismos disponen de este tipo de certificaciones. Es más, como complemento a esta garantía, el 90% tienen sus sistemas de gestión medioambiental certificados, como mínimo, ISO 14001.